Si has decidido adquirir un vehículo eléctrico, lo primero que nos gustaría decirte es….¡Gracias! Con tu decisión apuestas por un cambio en nuestro modelo energético y por la sustitución de consumo de combustibles fósiles, formarás parte del cambio y contribuirás a la preservación del medio ambiente.
Dicho lo anterior es común que se te planeen varias cuestiones en relación a cómo recargar tu vehículo y qué instalación es la más adecuada en tu caso. A continuación intentaremos orientarte para que puedas tomar una decisión correcta:
Una vez te planteas cuestiones en relación al punto de recarga seguramente ya hayas observado y posiblemente decidido el modelo de vehículo que vas a comprar. Cuando acudas a tu concesionario o, si ya lo has hecho, el vendedor te debe haber informado del mejor modelo en relación al uso que pretendes dar a tu vehículo. En este sentido en la actualidad se ofertan modelos con distintas densidades de almacenamiento, esto es, con baterías con mayor o menor capacidad de almacenar KWh, que será el “combustible” que utilizarás y que por lo tanto significará la cantidad de kilómetros que puedes recorrer con la batería “llena”.
Bien, la elección del punto de recarga está totalmente relacionada con la anterior cuestión, ya que, en relación a la distancia media diaria que tengas pensada realizar, los KWh que consumas en dicha distancia y el tiempo en el que quieras que tu vehículo se recargue una vez llegues a tu domicilio, dependerá el tipo de cargador e instalación.
Igualmente debes tener en cuenta que cuanto menor sea el tiempo en el que quieras que se cargue tu vehículo, más cantidad de energía por hora debes traspasarle por lo que la potencia de la instalación será mayor y, por ende, tanto el coste de dicha instalación como el coste de tu factura que tiene que ver con la potencia que tienes contratada, también lo será. No obstante, debes considerar si te merece la pena cargar en poco tiempo (1 o 2 horas) si tienes la posibilidad de hacerlo en más horas (de 3 a 6 horas) sin necesidad de incrementar la potencia contratada y abaratando la instalación todo lo posible de esta manera.
Por ejemplo, si mi uso habitual entre semana es ir y venir al trabajo, incluyendo en mi itinerario dejar a los niños en el colegio y alguna parada semanal en el supermercado, los kilómetros diarios que estoy recorriendo seguramente estén entre los 20 y 40 (50 a lo sumo). Si divido los KWh de capacidad de la batería del coche entre la autonomía que para un uso normal el fabricante indique y los multiplico por esta distancia posiblemente observe que con mi uso diario la descarga de la batería se sitúe entre el 8% y el 25% y que la energía consumida por lo tanto será entre 3 y 9 KWh. Bien, ahora es cuestión se ver en cuánto tiempo tengo la necesidad de recargar, digamos que dejo el vehículo aparcado a las 9 pm a lo sumo y lo utilizo a partir de las 7 am, por lo que dispongo de 9 horas para recargarlo. En este caso con un cargador que permita una carga lenta realizada a menos de 16 Amperios, hasta 3,6 kW, en 2 o 3 de esas 9 horas habría recargado mi vehículo y de esta forma minimizaré el coste de la instalación y necesito subir la potencia contratada.
Lo anterior es un ejemplo para un uso más común pero la lógica de cómo tomar la decisión sería aplicable a otros usos.
Esperamos que este artículo haya podido aclararte tus dudas, no obstante, desde Arsus Energía estaremos encantados de estudiar tu caso concreto y ayudarte a tomar la mejor decisión, analizando además tu consumo y ofreciéndote la tarifa más económica para tu consumo actual y para la recarga de tu vehículo. no lo dudes y súmate al cambio, contacta con nosotros a través del siguiente formulario y uno de nuestros asesores te llamará para darte toda la información que necesites.
El cambio es posible entre todos, Arsus, energía positiva.