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El fin del negacionismo del cambio climático

En el último mes se suceden noticias que confirman algo que parecía inevitable, el fin del negacionismo del cambio climático. Una de estas últimas noticias es que las petroleras Shell, Total y BP han cursado su baja de la American Fuel & Petrochemical Manufacturers (AFPM), la principal asociación estadounidense de refinadoras, por desacuerdos con la política de ese lobby sobre el cambio climático y la postura sobre asuntos concretos como el Acuerdo de París y, de manera específica, las políticas que ponen precio a las emisiones figuraban. Al mencionado lobbie no le gustan ni el Acuerdo ni lo de encarecer el carbono. A las petroleras, según dicen, sí.

Las evidencias de este cambio climático se amontonan mediante sus consecutivas consecuencias y la comunidad científica clama por que se pase de esta reciente aceptación a una determinada acción. A continuación relacionamos algunos de los incontables e incontestables estudios que ponen encima de la mesa la acuciante necesidad de un cambio de modelo:

Según un estudio del One Health Institute de la Universidad de California Davis (UC Davis), las enfermedades infecciosas como el coronavirus están conectadas al cambio climático y la desaparición de la vida silvestre. El estudio destaca cómo los procesos que crean la disminución de la población de vida silvestre permiten la transmisión de virus animales a los humanos. Deforestación, contaminación de aire, agua o espacios naturales, entre otros factores, limitan los hábitats naturales de muchas especies llevándoles a su desaparición y, como consecuencia, a una acción humana para intentar su preservación que aumenta contacto cercano entre la vida silvestre y los seres humanos, lo que aumenta el riesgo de contagio de virus.

Por otra parte, según la OMS, 8 millones de personas mueren cada año por enfermedades no transmisibles que se pueden atribuir a la contaminación del aire: cerebrovasculares, cánceres, neumopatías. 7 de los 8 millones mueren a causa de las partículas finas PM-2,5 que traspasan los pulmones y entran en la sangre. Provienen de quemar combustibles fósiles.

Otro informe, en este caso el informe de 2019 de la Agencia Europea del Medio Ambiente “Air Quality in Europe 2019”, sostiene que, aunque se aprecia una reducción de la contaminación y de las muertes prematuras, estas, en los 41 paises de Europa, supusieron 41.500 cada mes [datos de 2016], 38.000 cada mes en la UE-28. A su vez se indica en el mismo informe que, unido al componente cancerígeno de esta contaminación, si se exigieran los niveles que reclama la OMS, cada año morirían 102.000 personas menos.

Una investigación dirigida por Centro Médico Universitario de Mainz, en Alemania, concluye que la contaminación del aire tiene unas repercusiones que deberían hacerle valedora de la consideración de pandemia, dado que en el resultado del informe sostiene que los europeos han perdido 2,2 años de esperanza de vida y sitúa las muertes por contaminación del aire en 800.000. En todo el mundo, asegura, son 8,8 millones las defunciones prematuras.

Los datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente para España también son bastante graves: serían 24.100 las personas que mueren prematuramente cada año por la contaminación del aire, 2.008 cada mes.

Un informe elaborado por la Alianza Europea de Salud Pública revela que la contaminación atmosférica causada por el tráfico cuesta a Europa más de 72.000 millones de euros anuales en salud, supone para España 3.600 millones de euros al año en costes sanitarios, situándose en segundo lugar, tras Alemania.

Además de la contaminación, el calentamiento de la atmósfera, las olas de calor, las sequías que generan procesos migratorios,…, también matan. El MITECO atribuye 1.300 muertes anuales al calor. 1.200 por el frío, que siempre había provocado más muertes, cada año se baten consecutivamente los récords de temperaturas medias, mientras que un grupo internacional de 35 investigadores de 12 países y 4 continentes con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) asegura a través de un estudio que las pérdidas proyectadas en la masa biológica oceánica podría llegar a un 17% si la velocidad de emisiones no baja para finales del siglo XXI.

¿hacen falta más evidencias?…¿más repercusiones?

NO, en Arsus Energía apostamos firmemente por un cambio de modelo, de pensamiento. Por que hay otra forma de hacer las cosas y por que todo es posible si cada uno formamos parte del cambio.

Movilidad eléctrica, autoconsumo fotovoltaico o energía de origen renovable pueden ser tu aportación en ese cambio, consulta nuestras opciones #AUTOCONSUMO, #E-MOVILITY, #E-WORK y #ECOEMPRESA o contacta con nosotros en #MITARIFA para un asesoramiento gratuito y personalizado.

Arsus, energía positiva.

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